Entre TONY WAKEFORD, CORDE OBLIQUE y NATURE AND
ORGANISATION uno puede decir que ya va servido de producciones folclóricas,
pero para ser justos y realistas hay que decir que el mundo del neofolk
contiene un encanto infatigable, el paradigma de lo añejo mezclado con la
constitución vanguardista constituye una de las mayores gamas sonoras, siendo
esta ventaja innata de la música el principal impulso de la banda que vamos a
analizar.
AEGRI SOMNIA (que comparte nombre con un thriller
canadiense) es la expresión latina que hace referencia a los sueños del
enfermo, una perspicaz denominación que a nivel semántico refleja la esencia de
su música, y es que “Ad augusta per angusta” es una excentricidad turbia y
delirante, un trabajo monumental que combina la angustia lírica refinada con lo
acústico y lo clásico, más la extrema dureza distorsionada del black metal.
Los cánticos melosos y taciturnos de Lady Carrot agitan
la fortaleza anímica al adoptar la sonoridad del gallego, presente en el primer
tema “Seran”, un idioma capaz de transmitir la morriña y la tristeza mejor que
ninguno, más la simbología de pasajes grises narrados en castellano; por
desgracia, la percepción de su canto se ve afectada por el manto
sobredimensionado de riffs blackers, y los interludios de silencio y
marcha apaciguada son pocos, así que su desempeño y las fábulas que se recrean
en las letras pierden impacto.
La línea de las guitarras es muy efectiva, la calidad de
la composición recuerda al black metal más primario y ponzoñoso, de la misma
manera con esa esencia tradicional podemos describir a las panderetas, a la
guitarra acústica, a las gaitas y otros instrumentos mucho menos conocidos y
utilizados como las cucharas, el pandero cuadrado, las panderetas gallegas…
piezas de acompañamiento que, junto con las palmadas, sustituyen a la habitual
batería.
También se procura la ambientación a través de efectos
electrónicos, siendo estos bastante descarados y espontáneos, formalizando el
enfoque experimental que se intenta lograr en este vanguardismo de 11 piezas.
Las resonancias se podrían equiparar a las que presumen bandas como ALTAR OF
PLAGUES y LITURGY.
La gran pega de este álbum recae en la producción, la
presencia de las guitarras eléctricas es demasiado hegemónica, oculta el
encanto de las líneas vocales y del resto de la instrumentación en casi la
totalidad de las canciones, y es una verdadera pena, porque se puede percibir
(una vez que se aumenta el volumen) que el papel individual realizado por cada
uno de ellos es de notable calidad, las que más sobresalen en equilibrio serían
las de la segunda mitad del disco, como son “Romance de Santa Elena” y “Ronda
de mayo”.
Pese a este destacado desliz en la producción, “Ad
augusta per angusta” es un gran álbum que mezcla el tenebrismo del dark wave,
la magia del canto popular, el resurgir del black más convencido de sí mismo y
letras de narrativa tradicional. Un experimento eficiente y notable que de
tener una producción más lúcida se hubiera convertido en una obra de culto
indiscutible; sin embargo, lo recomiendo encarecidamente.
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